Luces que iluminan..

Duele mirar hacia el lado y no verte, duele vivir y saber que tu no puedes hacerlo. Pero estoy acostumbrándome a vivir con el vacío que me provoca tu ausencia. Me pregunto que hubiera pasado si ahora te encontraras aquí junto a mí... Pero nunca lo sabré, ya que tu despedida fue extremadamente prematura y dolorosa. Dejaste mucha gente aquí, sin el brillo de tu sonrisa ni la luz que desprendías tan solo con tu presencia.
Hoy sigo mirando por la ventana viendo las escaleras que bajan hacia mi casa y recordando la cantidad de tardes que pasábamos juntos jugando, que si teníamos una casita con perrita y todo (Luna se llamaba..) o decorábamos las barandillas porque tan grises eran muy sosas. Pese a cualquier lágrima que pueda derramar por esos recuerdes, en mi quedará el dulce sabor que me provocan. La ternura de aquel niño que confiaba en mi todo lo que tenia, que me valoraba ante todo y que me hacía sonreír en los momentos más débiles.
Tengo mucho que agradecerte, me has echo muy fuerte. Tu despedida para mi fue algo muy duro, de lo que aún ahora tengo herida, pero seguí adelante por ti. Aunque no me lo afirmaras sé que para ti la vida era algo que con tan solo diez años valorabas mucho, y este valor me queda a mi ahora, me queda vivir mi vida y un poco de la tuya.
Muchas veces me he preguntado porque no fui yo quien se fue, porque ese Dios al que tanto adoran decidió arrebatarte de nuestro lado, porque a ti y no a otro. Siempre me dijeron que te fuiste porque Dios te necesitaba como ángel, necesitaba a alguien tan fiel y inocente como tu. Que injusto me pareció entonces,... Con la diferencia tan solo de un año perdí a dos personas por las que hubiera dado toda mi vida y yo aquí sigo, no valorando la vida como merece, no valorando lo que vosotros me decíais que era.
Hay noches que cojo una vela blanca y mientras su llama brilla, os hablo. Os pido ayuda para poder seguir con una sonrisa por delante, para poder afrontar las pequeñas pruebas que me pone la vida. Aunque también hay días que os pido que me vengáis a buscar, que no puedo más, que quiero irme al cielo con vosotros, os lo pido de rodillas, pero nunca venís. Al día siguiente os lo agradezco, porque todo va a mejor, pero en aquel momento lo único que necesito es que bajéis para estar a mi lado y creáis en mi, como no lo hago yo.
Algún día, de aquí mucho tiempo, volveré a reunirme con vosotros esteis donde esteis. Sé que volveré a verte sonreír a ti y a todos los que dejé en el camino. Dicen que la vida es dura pero merece la pena vivirla, pues aquí me vereis desde bien arriba. Con la cabeza bien alta, vestida con mi mejor sonrisa y con vuestra luz en mi corazón.
Desde el más oscuro rincón de mi cama, te he escrito estas palabras, porque no me olvido de ti y no lo haré nunca. Gracias por los cortos años que me regalaste y lo grande que me hiciste. Gracias a los dos!♥